El verano terminó y los números no mienten: Tulum se desploma como destino turístico. Las playas lucen semivacías, restaurantes y otros destinos cierran y lo que alguna vez fue el paraíso bohemio de la Riviera Maya se apaga mientras usuarios nacionales de redes sociales lo celebran porque las malas experiencias en el destino eran la norma por la inseguridad y los precios altos. En Cambio Diario te trae los detalles.
Del auge internacional a la crisis de reputación
Hace apenas cinco años, Tulum era sinónimo de exclusividad. Influencers, celebridades y viajeros de alto poder adquisitivo lo convirtieron en el epicentro del turismo de lujo en México. Hoy, la caída de visitantes es evidente: datos preliminares de asociaciones hoteleras estiman una baja de hasta 35% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
El problema no es solo económico. Los habitantes reconocen que el encanto natural del sitio sigue intacto, pero la atmósfera ya no es la misma. La inseguridad campea a sus anchas afectando a turistas, los cobros excesivos por prestadores de servicios voraces y las disputas entre grupos locales del crimen organizado han desgastado su reputación.
Tulum se desploma como destino turístico: causas y consecuencias
La crisis en Tulum no llegó de golpe. Empresarios locales advierten que el aumento constante en los precios, la saturación urbana y la falta de planeación han erosionado la experiencia que antes atraía a visitantes de todo el mundo, además del tema del sargazo. La reciente apertura del Aeropuerto Internacional de Tulum no ha logrado revertir la tendencia: los vuelos llegan, pero los pasajeros prefieren desplazarse a otros destinos más asequibles o seguros, como Mahahual o Bacalar, e incluso ya empezaron a disminuir.
La inseguridad, que antes se percibía como un problema aislado, ha cobrado protagonismo. Las alertas consulares y las recomendaciones de agencias internacionales han contribuido a que el flujo turístico se redirija. Y aunque los hoteles ofrecen grandes descuentos, pero la percepción de riesgo y los precios altos en alimentos y transporte disuaden incluso a los viajeros nacionales al grado que se ha vuelto tendencia en redes sociales.
El turismo que resiste: entre ruinas y resiliencia
La Zona Arqueológica de Tulum sigue siendo el atractivo más visitado del municipio, con una afluencia diaria promedio de tres mil personas. Sin embargo, los comerciantes de los alrededores aseguran que las ventas ya no son las mismas. “Antes vendíamos lo que fuera; ahora la gente pregunta, compara y regatea. Todo cambió”, comenta María, artesana que trabaja en la zona desde hace dos décadas, lo que la hace temer que Tulum se desploma como destino turístico.
El Ayuntamiento ha intentado contener la caída con campañas de promoción y vigilancia reforzada, pero hasta el momento los esfuerzos lucen insuficientes frente a la magnitud del deterioro. Los operadores turísticos coinciden: Tulum necesita una reconfiguración profunda, más allá del esfuerzo en publicidad o las en ferias internacionales.
¿Habrá solución?
La frase “Tulum ya no es el mismo” se repite como un suspiro entre los locales. Lo que alguna vez fue símbolo de desconexión, descanso, bienestar y naturaleza, ahora enfrenta el reto de recuperar la confianza del visitante. La caída del turismo golpea no solo la economía, sino el espíritu de una comunidad que construyó su identidad alrededor del mar y del turismo consciente. Aun así, hay esperanza. Tendrá que ser más por convicción que por decreto.