Plaguicidas matan abejas en Quintana Roo, Jalisco y Campeche, donde se ha registrado una elevada mortandad en los últimos cinco años. Expertos advierten que estos productos tóxicos afectan gravemente a las abejas melíferas y a otros polinizadores esenciales para la agricultura y el equilibrio ecológico. En Cambio Diario te trae la información.
El uso de agroquímicos como insecticidas, herbicidas y fungicidas ha provocado daños agudos y crónicos en las colmenas. Las abejas intoxicadas pueden morir al instante o llevar el veneno de regreso a la colmena, afectando a las crías y reduciendo drásticamente la población.
Efectos devastadores de los químicos en las abejas
De acuerdo con el reporte de la revista Global de la UNAM Los síntomas de intoxicación incluyen pérdida de coordinación, espuma en la boca, alopecia y regurgitación. Las reinas dejan de poner huevos y los zánganos pierden fertilidad hasta en un 55 %. Estos efectos se agravan cuando el producto tóxico se impregna en la cera de la colmena, lo que puede tardar más de un año en eliminarse.
En 2023, México perdió alrededor del 35 % de sus colmenas, lo que impactó directamente en la producción de miel y obligó a muchos apicultores a abandonar la actividad. El costo ambiental también es elevado, ya que el 75 % de los cultivos humanos requieren polinización, y las abejas aportan el 80 % de ese proceso.
Plaguicidas matan abejas en Quintana Roo por fumigación aérea
Uno de los métodos más dañinos es la fumigación aérea, ya que los productos químicos se dispersan a grandes distancias. En Quintana Roo, se reportó la muerte de abejas en un radio de dos kilómetros por el uso del insecticida Fipronil. Esta situación también ha causado la pérdida de flora endémica en zonas tropicales.
Las abejas nativas son especialmente vulnerables a estos compuestos, lo que amenaza el equilibrio ecológico y la biodiversidad local. En regiones donde han desaparecido, algunas plantas han dejado de florecer.
Proponen legislación local y prohibición de productos tóxicos
Expertos en apicultura proponen que cada estado cuente con su propia ley apícola, adaptada a los cultivos predominantes. La prioridad debe ser prohibir los plaguicidas más peligrosos, como ya se ha hecho en Europa, donde más de 50 productos han sido retirados del mercado.
También se pide certificar el uso correcto de los productos, evitar combinaciones riesgosas y garantizar supervisión por personal calificado. Aunque el gobierno federal trabaja en una norma mexicana, los especialistas insisten en la necesidad de actualizarla constantemente ante la aparición de nuevos compuestos.
La coordinación entre agricultores y apicultores es clave para evitar que los plaguicidas sigan afectando a estos polinizadores fundamentales para la vida y la alimentación.
Aunque en el estado las abejas son noticia cuando se registra algún ataque, estos insectos son fundamentales para el equilibrio ecológico y la seguridad alimentaria del planeta, ya que son los principales polinizadores de una gran variedad de plantas, incluidos cultivos. Sin su labor, disminuiría la biodiversidad, se verían afectadas las cadenas alimenticias y colapsaría la producción agrícola, lo que provocaría escasez de alimentos, pérdida de hábitats naturales y un impacto económico negativo a nivel global.