Laguna de Bacalar podría perder sus famosos siete colores
Las actividades turísticas y los desechos producidos por la actividad agrícola provocan que la Laguna de Bacalar esté en peligro de perder los siete colores que la hacen legendaria, de acuerdo con un estudio de Luisa Falcón Álvarez, investigadora del Instituto de Ecología (IE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).“Es un tesoro del planeta que no hemos sabido cuidar; el turismo desordenado y la falta de tratamiento de aguas residuales están acabando con el arrecife bacteriano de agua dulce más grande del mundo”, dijo la experta.
Falcón Álvarez asegura que empiezan a desaparecer el blanco de la arena profundidad que le otorgan las siete tonalidades de azul a la laguna localizada en la Península de Yucatán, y en su lugar, tiene una coloración verdosa y café, según un comunicado de la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM. Y es que la ocupación hotelera de la zona es mayor al 85% por ciento durante todo el año. Otro factor a tomar en cuenta es su contacto con otros cuerpos de agua, apunta la experta.
“El problema se agudiza porque esta laguna es parte de la cuenca hidrológica, que constituye un corredor transversal costero de flujo de aguas superficiales y subterráneas que conecta al Caribe con otros cuerpos de agua, y ahora se vierten grandes cantidades de nitrógeno y fósforo que favorecen el crecimiento del plancton, lo que ha derivado en el cambio de coloración”. El secreto de la laguna: la vida que alberga. La Laguna de Bacalar es objeto de estudio del equipo de Falcón Álvarez debido a que alberga al arrecife de bacterias de agua dulce más grande del mundo.
Dichas comunidades microbianas viven desde hace 9 mil años en la zona. De modo que su estudio no se enfoca en la calidad del agua pero fue inevitable que percibieran el efecto del turismo en el lugar. “No trabajamos con calidad del agua, sino con ecología microbiana, y nos llamó la atención que en una Semana Santa hubo tal cantidad de visitas, que las lanchas se estacionaron sobre los microbialitos (que se forman por acción de las bacterias), rompiendo su parte viva”, recuerda la investigadora. Los días de confinamiento de las personas en sus casas con motivo de la pandemia por COVID-19 no fueron suficientes para la recuperación del cuerpo de agua. Necesitaría décadas para recuperar su equilibrio, expuso.