El juez que terminó exhibido en Palmaris
Juez de Cancún suspendido por brutal agresión dejó de ser un nombre más en el organigrama cuando apareció en un video golpeando a una mujer en plena calle de un fraccionamiento cerrado de Cancún. La escena: gritos en la madrugada, una mujer tirada en el pavimento y un hombre armado, identificado después como el juez de Control en materia penal José Luis Jonathan Yong Mendoza, moviéndose alrededor de ella mientras la golpeaba y pateaba.
La agresión habría ocurrido entre la noche del 23 y la madrugada del 24 de diciembre de 2025, en el fraccionamiento Palmaris, al sur de la ciudad, donde varias cámaras de seguridad privadas captaron parte del episodio. Lo que primero circuló en chats vecinales brincó después a redes sociales y medios digitales, y en cuestión de horas la historia del juez respetado se convirtió en la del funcionario exhibido por violencia contra su pareja.
De las redes a las denuncias oficiales
Cuando las imágenes comenzaron a rodar en plataformas y noticieros, la reacción vino desde dos frentes: el vecindario que llamó al 911 y las instituciones que ya no pudieron ignorar la presión. Según los primeros reportes, la denuncia por violencia familiar y violencia de género nació de una llamada anónima que describía golpes, insultos y el uso de un arma en plena calle.
La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo tomó el caso y abrió una carpeta de investigación mientras, en paralelo, solicitó que el juez fuera separado de su encargo para evitar cualquier interferencia en las diligencias. Al mismo tiempo, el Poder Judicial del Estado anunció el inicio de un procedimiento interno para revisar la conducta del funcionario, recabar testimonios y definir si las pruebas sostienen una destitución definitiva y posibles responsabilidades adicionales.
Un juez recién nombrado bajo la lupa
Juez de Cancún suspendido por brutal agresión no es un personaje menor dentro del mapa local: Yong Mendoza fue elegido recientemente como juez de Control en Quintana Roo. Antes de ocupar la toga, tuvo bajo su mando patrullas y armas como secretario de Seguridad Pública de Benito Juárez, un pasado que hoy se lee con otros ojos.
Ese salto de la seguridad pública a la judicatura ya había generado dudas, pero las imágenes de la agresión encendieron más críticas sobre los filtros con los que se eligen a quienes deciden sobre prisión, libertad y medidas cautelares. Colectivas y organizaciones feministas insisten en que un hombre que aparece golpeando a una mujer con un arma en la mano no puede seguir sentado en un estrado donde se resuelven casos de violencia de género.
Colectivas, vecindario y presión social
Las primeras en reaccionar fueron las colectivas feministas, que no solo pidieron la suspensión, sino la destitución del juez y una investigación a fondo sobre posibles antecedentes de conductas violentas. Para ellas, el caso resume de forma cruda cómo se trenza la violencia de género con el poder institucional cuando quien agrede tiene fuero social, contactos y acceso a expedientes.
Vecinos del mismo fraccionamiento hablaron después, algunos con nombre y otros desde el anonimato, para exigir que también se indague el uso del arma de fuego en medio de una pelea doméstica. En redes, usuarios se preguntan qué pasa cuando un juez que dicta sentencias por agresiones similares aparece como protagonista del mismo tipo de ataques, y qué margen real tienen las víctimas cuando la otra parte controla piezas del sistema de justicia.
Un proceso abierto y muchas preguntas
Por ahora, la suspensión de Yong Mendoza es provisional mientras avanza la investigación penal y el procedimiento administrativo, sin sentencia ni resolución definitiva sobre su permanencia en el cargo. El expediente, sin embargo, ya expuso algo más que una pelea en la madrugada: dejó al descubierto los huecos en los controles de confianza, la fragilidad de los protocolos contra la violencia de género y la distancia entre el discurso institucional y lo que ocurre puertas adentro.
Queda por verse si este caso termina en una sanción ejemplar o se diluye con el paso de los días, pero la escena del juez armado junto a una mujer tirada ya quedó en la conversación pública de Cancún.
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