La emergencia sanitaria provocada por la propagación del gusano barrenador del ganado ha obligado al gobierno federal a declarar cuarentena en todo el estado de Quintana Roo, lo que ha paralizado la movilización de más de 120 mil cabezas de ganado y generado preocupación en el sector ganadero por el impacto económico que podría desencadenarse en las próximas semanas.
La medida fue dictada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) tras detectar la presencia de este parásito —causante de miasis, una infección severa que afecta a bovinos, equinos y otros animales de crianza— en la región. La cuarentena también se ha aplicado en otras entidades del Sur-Sureste del país como parte de una estrategia para contener la expansión de la plaga, que representa una amenaza tanto para la producción pecuaria como para las exportaciones.
Alarma en el sector ganadero
El presidente de la Unión Ganadera Regional (UGR), Sergio Crisanto Mortero, advirtió que la restricción sanitaria podría traducirse en pérdidas económicas significativas para los productores locales, quienes dependen de la comercialización constante de ganado en pie hacia estados del centro y norte del país.
“El cierre sanitario está afectando una actividad que moviliza mensualmente unas 1,600 cabezas de ganado, lo que equivale a más de 20 mil al año. Esta cuarentena, aunque necesaria, pone en riesgo la estabilidad del mercado y la economía de cientos de familias ganaderas en Quintana Roo”, expresó el dirigente.
Solo ganado para sacrificio, bajo estrictos controles
El decreto permite únicamente el traslado de ganado de engorda con destino directo a rastros, siempre que cumplan con estrictos protocolos de bioseguridad que garanticen la inocuidad de los animales y eviten la propagación del parásito a otras regiones del país.
Sin embargo, esta limitación podría tener un efecto inmediato en los precios del ganado, que actualmente se cotiza en más de 74 pesos por kilo en pie. La sobreoferta local y la imposibilidad de movilizar el producto podría generar una caída abrupta en los ingresos de los productores, ya presionados por el alza en los costos de insumos y transporte.
Campañas de capacitación y control
Ante el avance de la plaga, autoridades federales y estatales han iniciado jornadas de capacitación para los ganaderos, enfocadas en el manejo de animales infectados, la identificación temprana del gusano barrenador, y el reforzamiento de las medidas preventivas en los hatos ganaderos.
También se han desplegado brigadas sanitarias y se mantiene la coordinación con el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) para monitorear la situación en campo y evaluar el alcance real del brote.
Un problema con dimensión nacional
El brote de gusano barrenador no es un fenómeno aislado. La detección del primer caso en Chiapas a finales de 2024 desató una alerta sanitaria a nivel nacional, que derivó en el cierre temporal de la frontera estadounidense a las exportaciones mexicanas de ganado en pie, con afectaciones económicas superiores a los 78 millones de dólares, según estimaciones del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
El gobierno mexicano ya ha planteado a Estados Unidos una estrategia conjunta para regionalizar el riesgo, dividir el país en zonas libres, de contención y de erradicación, y así reanudar las exportaciones conforme al control sanitario se fortalezca.
En tanto, los productores en estados como Quintana Roo enfrentan un escenario incierto, en el que las decisiones sanitarias, aunque necesarias, podrían comprometer la viabilidad económica de cientos de unidades de producción ganadera.