En Cambio Diario informa que para calmar tensiones internas y evitar una fractura visible, la bancada de Morena en la Cámara de Diputados aprobó este martes la creación de una tercera vicecoordinación parlamentaria, cargo que será ocupado por la diputada Dolores Padierna. La decisión se tomó tras una reunión privada en el salón Aurora de San Lázaro, donde se descartó la opción inicial de remover a Gabriela Jiménez de su puesto. El objetivo: compensar a Padierna tras perder la vicepresidencia de la Mesa Directiva frente a Sergio Gutiérrez Luna, sin sacrificar a ninguna de las dos figuras clave del grupo.
La derrota de Dolores Padierna y la “operación cicatrización”
La semana pasada, Dolores Padierna sufrió un revés político al no obtener la vicepresidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, cargo que finalmente fue para Sergio Gutiérrez Luna, cercano al presidente de la Junta de Coordinación Política, Ignacio Mier. Dentro de Morena, algunos diputados propusieron como “solución” quitarle la vicecoordinación a Gabriela Jiménez y dársela a Padierna. Pero esa idea generó más fricción que alivio. La solución final: crear una nueva carga. Una “operación cicatrización” para sanar heridas sin abrir otras nuevas.
Reunión en el salón Aurora: acuerdos tras puertas cerradas
Antes de la sesión general, el coordinador de la bancada, Ricardo Monreal, se reunió en privado con Alfonso Ramírez Cuéllar, Gabriela Jiménez y Dolores Padierna. El encuentro duró menos de cinco minutos, pero fue suficiente para definir el rumbo. Luego, mientras Padierna y Ramírez Cuéllar entraban al salón Aurora, Monreal y Jiménez se quedaron unos minutos más a solas. En la reunión posterior, solo legisladores: asesores y personal administrativo fueron excluidos. Fue ahí cuando Monreal anunció el acuerdo: se crea una nueva vicecoordinación.
Monreal, Jiménez, Padierna y Ramírez Cuéllar: los protagonistas del pacto
Ricardo Monreal, como coordinador, desempeñó el papel de mediador. Gabriela Jiménez conserva su puesto, evitando que su grupo se sienta desplazado. Dolores Padierna recibe un reconocimiento institucional sin que se le vea como “imposición”. Y Alfonso Ramírez Cuéllar, figura clave en acuerdos internos, actuó como facilitador. Todos salen fortalecidos, al menos en apariencia. El mensaje interno es claro: en Morena hay espacio para todos, siempre que se negocia en privado.
¿Qué cambia con la nueva vicecoordinación?
Formalmente, poco. Las funciones de coordinación parlamentaria seguirán repartiéndose entre los tres vicecoordinadores, aunque aún no se detallan las atribuciones específicas del nuevo cargo. Lo que sí cambia es el equilibrio político: Padierna, con peso histórico y cercanía a corrientes críticas del partido, ahora tiene un lugar visible en la estructura de mando. No es un premio, es una contención. Un mensaje a sus seguidores: “No están fuera del juego”.
Gabriela Jiménez se queda, Dolores Padierna entra sin remover a nadie
La clave del acuerdo está en no remover a nadie. Gabriela Jiménez, cercana a Monreal y con influencia en el ala operativa de la bancada, mantiene su vicecoordinación. Dolores Padierna, con trayectoria en la izquierda y experiencia legislativa, asume la tercera vicecoordinación sin que se le vea como reemplazo. Es un movimiento de expansión, no de sustitución. En Morena, prefieren sumar cargos que restar lealtades.
Objetivo claro: evitar ruptura en el grupo parlamentario
Morena no puede darse cuenta del lujo de una fractura pública en San Lázaro. Con una mayoría que ya no es tan amplia, cualquier división visible puede ser aprovechada por la oposición. La creación de la tercera vicecoordinación es, ante todo, un mecanismo de contención. No resuelve las tensiones ideológicas o de liderazgo, pero las enfría. Por ahora, basta.
¿Quién es Dolores Padierna y por qué importa este nombramiento?
Dolores Padierna es una de las figuras más reconocidas de la izquierda mexicana. Exdirigente del PRD, exdiputada local y federal, y exdelegada en Cuauhtémoc. Tiene una postura crítica, a veces incómoda, pero con arraigo en sectores sociales y académicos. Su nombramiento no es simbólico: es una señal de que Morena aún necesita integrar a sus alas más disidentes, aunque sea con cargos nuevos y sin presupuesto adicional.
Trayectoria política y peso dentro de Morena
Padierna no es una recién llegada. Lleva décadas en la política. Entró a Morena como parte de la migración de cuadros del PRD, y aunque no siempre ha estado alineada con la cúpula, su voz tiene eco. En la Cámara de Diputados, ha sido vocal en temas de justicia, derechos humanos y transparencia. Su nueva vicecoordinación le da mayor capacidad de influir en la agenda legislativa, aunque dependerá de cómo se distribuyan las funciones reales.
La sombra de la vicepresidencia perdida de la Mesa Directiva
Perder la vicepresidencia de la Mesa Directiva fue un golpe. Ese cargo es clave para definir qué iniciativas se discuten, cuándo y cómo. Al quedar fuera, Padierna y su corriente perderían influencia operativa. La nueva vicecoordinación no sustituye ese poder, pero le da una plataforma institucional desde donde presionar, negociar y visibilizar sus posturas. Es un consuelo con proyección.
Reacciones internas y lo que sigue para Morena en San Lázaro
Dentro de la bancada, la medida fue recibida con alivio. No hubo votos en contra, aunque algunos diputados cuestionaron la creación de un cargo “de última hora”. La oposición, por su parte, lo vio como un acto de improvisación. Pero en Morena, lo importante no es la forma, sino mantener la unidad. Por ahora, lo lograron.
¿Funcionará esta salida política?
Dependerá de cómo se ejerza la nueva carga. Si la tercera vicecoordinación se convierte en un espacio real de influencia, habrá válida la pena. Si termina siendo un título decorativo, la tensión volverá. Morena sabe que los acuerdos de consenso son frágiles. Por eso, lo que sigue es clave: cómo se reparten las comisiones, los turnos de palabra y las iniciativas prioritarias.
Próximos movimientos en la Cámara de Diputados
Con este pacto cerrado, Morena buscará ahora consolidar su agenda legislativa sin distracciones internas. Pero las tensiones no desaparecen, solo se posponen. La prueba de fuego será la discusión del Presupuesto 2025, donde las diferencias entre corrientes podrían florecer de nuevo. Por ahora, la tercera vicecoordinación es un parche político. Eficaz, pero temporal.