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Tanto sufrimiento en su camino; haitianos piden ayuda a AMLO

Tanto sufrimiento en su camino; haitianos piden ayuda a AMLO

“Negro baja del bus”, son las palabras de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), contra miles de migrantes originarios de Haití, quienes han intentado escapar en transporte público de la ciudad de Tapachula, y son detenidos por esta autoridad.

Los bajan de los autobuses, les exigen su documentación. Con tratos despóticos, les fotografían, les exigen -a ellos y sus hijos- mirar a las cámaras para ficharlos, aun cuando ya tengan permisos de tránsito y aprobación de las solicitudes de refugio. A muchos, de manera arbitraria, los obligan a subir a las camionetas del INM para regresarlos a Tapachula.

Los operativos de autoridades migratorias para detener o interceptar a migrantes, particularmente a los originarios de Haití, se extendieron a las zonas de entrada al país. El pasado sábado 11 de septiembre, interceptaron a unos 400 de ellos en la zona conocida como Lagartero, ubicada en las afueras de la ciudad de Tapachula.

Los subieron a tres autobuses y camionetas, para llevarlos a la frontera de Talismán, colindante con Guatemala. Ahí los bajaron sin mayor trámite. Ya no les permitieron entrar a México.

Pese a estos operativos, caminado, o en transporte, cientos de migrantes haitianos han logrado escapar y llegar a otras ciudades de Chiapas, en donde ahora enfrentan el abuso de la población local, que les cobra por transporte, comida y hospedaje, cantidades hasta 10 veces mayores que el precio establecido.

Sudorosa, deshidratada y con hambre, Sophia y su familia, originarios de Haití, caminaron casi 20 kilómetros por la carretera cargando a dos niños, uno de 3 años y otro de 7 meses. Se detuvieron en un crucero que comunica al municipio de Huixtla, se acercaron a un puesto ambulante de comida. Le preguntaron a la mujer que vendía, cuánto costaba una torta, ella les respondió solo podía darles unos bolillos que tenía en una bolsa, y un poco de frijol.

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Ellos aceptaron, pidieron dos. La mujer sacó las dos piezas pequeñas, puso en el interior de cada pan una cucharada de frijol. “¿Cuánto es?” Le preguntaron. Ella, sin rubor, respondió: “45 pesos”.

Ese es el precio que se llega a cobrar a la población migrante: dos bolillos con frijol 45 pesos; una cubeta con agua para bañarse, 200 pesos; un trayecto de 33 kilómetros en transporte, mil pesos por personas; la renta de un cuarto vacío, 1 mil 500 o 3 mil; si está amueblado, 7 mil. En algunos hoteles, aun cuando tengan el costo del hospedaje, les niegan el servicio.

 

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