El empresario tabasqueño Ramón Martínez Armengol relató ante autoridades federales cómo fue obligado a comercializar combustible ilegal en su gasolinera. Según su testimonio, el grupo delictivo “La Barredora” lo presionó para aceptar pipas de huachicol bajo amenazas contra su vida y la de su familia.
La narración quedó asentada en órdenes de aprehensión por asociación delictuosa, extorsión, secuestro exprés y delincuencia organizada. La Historia: Vendía huachicol o me mataban es hoy parte de un expediente que revela la presunta complicidad de funcionarios de alto nivel en Tabasco. En Cambio Diario te informa.
Inicio del sometimiento
En noviembre de 2018, tres meses después de abrir su estación de servicio en Villahermosa, el empresario fue visitado por integrantes de “La Barredora”. Le exigieron recibir una pipa semanal de 30 mil litros de combustible robado, con un valor de 600 mil pesos.
El empresario aceptó bajo coacción, consciente de que habían identificado su domicilio y datos personales. Posteriormente, la cuota se incrementó a tres pipas semanales, es decir, 90 mil litros, equivalentes a más de 1.8 millones de pesos en el mercado legal.
Historia: Vendía huachicol o me mataban y el despojo de la gasolinera
En 2019, Martínez intentó frenar el acuerdo y rechazó nuevas entregas. Poco después, fue interceptado, baleado y secuestrado por integrantes del grupo. Durante el cautiverio lo golpearon, lo despojaron de joyas y lo obligaron a firmar un poder notarial que cedía parte de las acciones de su negocio.
De esa manera, perdió el control de la estación, iniciando un proceso legal que se prolongó durante años y que evidenció la participación de abogados, notarios y funcionarios locales.
Obstáculos legales y corrupción
En 2021 obtuvo una resolución judicial a su favor para recuperar la gasolinera. Sin embargo, la orden de desalojo nunca se cumplió. Según Martínez, el entonces secretario de Seguridad Pública, Hernán Bermúdez Requena, intervino directamente para frenar el proceso mientras su propio despacho jurídico defendía a los agresores.
La víctima relató que funcionarios exigieron parte de la propiedad a cambio de apoyo institucional. Incluso se cancelaron desalojos con pretextos poco creíbles, como la presencia de neblina.
Red de complicidades
La investigación apunta a que el negocio del huachicol beneficiaba tanto a integrantes de “La Barredora” como a funcionarios estatales. Las pipas eran escoltadas por camionetas aparentemente oficiales y las ganancias se repartían entre líderes criminales y autoridades.
La Historia: Vendía huachicol o me mataban refleja el nivel de presión y violencia que enfrentó el empresario, pero también cómo estructuras criminales y de gobierno operaban en conjunto para mantener el control del negocio ilegal.
Un caso que exhibe la colusión
El testimonio de Ramón Martínez se suma a los procesos en curso contra exfuncionarios acusados de vínculos con el crimen organizado. El empresario asegura que aceptó el trato solo por miedo a ser asesinado.
La Historia: Vendía huachicol o me mataban quedó registrada como una muestra del impacto del huachicol en la economía local y del poder que alcanzaron los grupos criminales en Tabasco.
