A cuatro días del inicio de una ola de violencia generada por el enfrentamiento entre cárteles del narcotráfico, se encuentra prácticamente paralizada la vida cotidiana en la zona metropolitana de esta capital.
Convertidas en campo de batalla, en escenario de frecuentes balaceras y ejecuciones, las principales calles y avenidas permanecen desiertas por las noches y la mayor parte del día, lo que no había ocurrido ni en los peores momentos de la pandemia del covid-19.
A través de mantas y cartulinas que aparecen en diversos puntos de la ciudad —cuyas fotografías circulan profusamente en las redes sociales—, los grupos en pugna intercambian mensajes amenazantes, supuestamente firmados unos por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y otros por el Cártel Independiente de Colima o Cártel Los Mezcales.
Ante la incertidumbre y el temor por la agudización de la crisis de inseguridad, los establecimientos comerciales redujeron sus horarios de atención al público o algunos, definitivamente, anunciaron su cierre temporal. La mayoría de los planteles escolares suspendió clases presenciales en el transcurso de esta semana.
Pese a este panorama, el gobierno estatal, encabezado por la morenista Indira Vizcaíno Silva, hasta la tarde de este jueves no había dado la cara para reconocer y explicar a la población lo que está ocurriendo, ni para ofrecerle recomendaciones sobre la mejor manera de afrontar estas circunstancias.
Lo único publicado por las autoridades han sido boletines en los que sólo se informa de reuniones de autoridades de los tres niveles de gobierno para “afinar” la coordinación interinstitucional y “reforzar la seguridad”, mediante operativos especiales e instalación de retenes.