Las Protestas de la Generación Z del pasado 15 de noviembre terminaron en un saldo grave: al menos 120 personas lesionadas, enfrentamientos violentos en el Zócalo capitalino y decenas de detenidos, según reportes oficiales. El descontento generacional se tradujo en conflicto abierto con las fuerzas de seguridad.
Disturbios con fuerte violencia en el Zócalo
La marcha, que inició de forma pacífica en el Ángel de la Independencia, desembocó en un enfrentamiento en la Plaza del Zócalo. Un grupo identificado como el “bloque negro” derribó vallas con martillos y piedras, lo que provocó una reacción severa de las autoridades.
La policía respondió con gases lacrimógenos y extintores para contener el avance.
Saldo de heridos y detenidos
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Según la Secretaría de Seguridad Ciudadana, 100 policías resultaron heridos. De ellos, 60 recibieron atención en sitio y 40 fueron trasladados a hospitales.
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De esos 40 trasladados, 36 tenían contusiones, cortaduras y lesiones leves; 4 fueron atendidos por traumatismos, aunque sin riesgo vital.
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Además, 20 civiles manifestantes resultaron lesionados, según el balance oficial.
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Se reportaron 40 detenidos en total: 20 por presuntos delitos graves y 20 más por faltas administrativas.
Daños materiales y provocaciones
Durante los disturbios, los manifestantes rompieron las vallas que protegían el Palacio Nacional y utilizaron martillos, piedras y otros objetos contundentes para derribarlas.
Según las autoridades, también se usaron artefactos explosivos caseros, como cohetes improvisados, además de cadenas y partes de coladeras arrancadas del suelo.
Algunos policías denunciaron que fueron despojados de sus escudos durante los enfrentamientos.
Reacciones oficiales y políticas
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Claudia Sheinbaum, presidenta, condenó la violencia y pidió que las manifestaciones se mantengan pacíficas.
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Las autoridades capitalinas, por su parte, anunciaron que ya se abrieron carpetas de investigación para identificar a los responsables de los actos violentos.
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Desde medios y organizaciones civiles se advierte que las Protestas de la Generación Z no son un mero acto simbólico: evidencian un hartazgo profundo entre jóvenes sobre corrupción e inseguridad estructural.
¿Qué viene después?
El choque entre jóvenes manifestantes y policías ha encendido las alarmas sobre una posible escalada. Expertos ya plantean que la situación podría repetirse si no hay una respuesta directa a las demandas de seguridad, transparencia y rendición de cuentas.
Mientras tanto, el gobierno deberá afrontar no solo la reconstrucción del Zócalo y la reparación de los daños, sino también una crisis de legitimidad política: las Protestas de la Generación Z dejaron claro que la juventud ya no tolera soluciones simbólicas.
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