“Andrés López Beltrán sufre violencia vicaria”, Ricardo Monreal

En Cambio Diario informa que en medio del cierre de uno de los procesos electorales más relevantes para Morena, el nombre de Andrés López Beltrán resurgió por una sola frase que se hizo viral: “no me digan Andy”. Esto provocó una ola de burlas y ataques desde diversos sectores que, según Ricardo Monreal, no tienen otra razón de ser más que afectar indirectamente a su padre, el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
“Andrés López Beltrán sufre violencia vicaria” afirma Ricardo Monreal, un interesante giro discursivo que despertó inquietud, apoyo y también severas críticas.
“Andrés López Beltrán sufre violencia vicaria”: El argumento de Ricardo Monreal
Monreal compartió una extensa reflexión en su cuenta oficial de X, donde aseguró que “Andrés López Beltrán sufre violencia vicaria” al ser atacado en medios y redes sociales con el fin único de dañar la imagen de su padre. La violencia vicaria, explicó, no se limita a contextos familiares o de pareja, sino que también puede trasladarse al terreno político cuando se busca castigar a una figura pública a través de sus descendientes.
En esta declaración, que también generaron debate dentro de la misma militancia de Morena, se plantea que la oposición encontró en López Beltrán una especie de “chivo expiatorio” con el que seguir combatiendo el legado del obradorismo.
Contexto político: entre memes, elecciones y estrategia opositora
Las burlas se intensificaron después de su aparición en el pódcast ‘La Moreniza’ junto a Luisa María Alcalde, en el que pidió no ser llamado “Andy”. Desde entonces, los comentarios han ido desde los chistes hasta acusaciones sobre su papel en los resultados electorales recientes. En este marco, Monreal defiende que «Andrés López Beltrán sufre violencia vicaria» de manera sistemática y con fines mediáticos.
Este fenómeno crece paralelamente a tensiones internas, como aquellas que han generado titulares como Acusan censura en conferencia de Ricardo Monreal tras preguntas sobre Sandra Cuevas y Llama Luisa María Alcalde a la unidad ante la tensión entre Ricardo Monreal y Adán Augusto.
Violencia vicaria vs. violencia política: ¿qué significan y cómo se entrelazan?
Desde una perspectiva politológica, la violencia vicaria se refiere a una forma de agresión en la que se daña a una persona cercana al objetivo principal para afectarlo indirectamente. Tradicionalmente, este concepto se asocia con violencia de género, en particular cuando un agresor ataca a los hijos o hijas de una mujer para causarle dolor emocional. Aplicarlo al ámbito político, como lo hizo Monreal, representa una ampliación del concepto que no está exenta de controversia.
Este tipo de violencia podría compartir ciertos rasgos con la violencia política, en tanto se emplea como herramienta de presión pública y desgaste reputacional. Sin embargo, al comparar los especialistas y colectivos feministas, quienes advierten que confundir ambas formas de violencia podría trivializar la gravedad de la violencia vicaria en su contexto original.
La reacción ciudadana y el rechazo del Frente Nacional Mujeres
Las declaraciones de Monreal no tardaron en recibir críticas severas. El Frente Nacional Mujeres expresó su “profunda preocupación” por lo que consideró una analogía inadecuada y ofensiva. Comparar la situación de López Beltrán con la de miles de mujeres que han perdido a sus hijos por violencia vicaria, según la organización, banaliza un fenómeno extremadamente doloroso y real.
La crítica no se detiene en el campo del activismo feminista: sectores ciudadanos también han cuestionado si esta narrativa no responde más a una estrategia de blindaje mediático que a una verdadera defensa de derechos.
El posicionamiento completo del Frente Nacional Mujeres
“Senador Monreal:
Le escribimos con el mayor respeto, pero también con profunda preocupación por el uso del término “violencia vicaria” en su reciente publicación. La violencia vicaria no es una categoría metafórica ni una analogía política. Es una forma específica, brutal y documentada de violencia de género, ejercida contra mujeres a través del daño a sus hijas e hijos, como una estrategia de poder, control, castigo o destrucción del vínculo materno-filial.
Esta violencia está reconocida en múltiples legislaciones, entre ellas la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (México), y recientemente incluida en reformas al Código Penal Federal. También se debatió en organismos internacionales por su gravedad estructural. La violencia vicaria no se refiere a ataques simbólicos, mediáticos o políticos: se refiere a hijos asesinados, sustraídos, maltratados o utilizados como instrumento de tortura emocional hacia sus madres.
Comparar la crítica política a una figura pública con esta violencia es un desatino conceptual y una ofensa a las miles de mujeres víctimas y a las infancias dañadas por esta práctica. No es solo una cuestión de precisión semántica: es una cuestión de respeto a los derechos humanos.
Llamar “violencia vicaria” a los cuestionamientos hacia el hijo de un expresidente es reducir a metáfora una tragedia social, institucional y personal que exige ser nombrada con propiedad para poder ser combatida con eficacia.
Comprendemos la intención de denunciar lo que usted considera ataques injustos; sin embargo, hacerlo apropiándose de un término que describe violaciones sistemáticas a los derechos de mujeres e infancias, socava las luchas que durante años han dado víctimas, activistas, legisladoras y defensoras.
Con respeto y esperanza de que reconsideremos el uso de estos conceptos con la seriedad que merecen”.
¿Defensa legítima o maniobra discursiva?
El caso de Andrés López Beltrán abre un nuevo capítulo en el debate sobre los límites de la crítica política y el uso de conceptos como “violencia vicaria” en el discurso público. Al afirmar que «Andrés López Beltrán sufre violencia vicaria», Monreal pone sobre la mesa una reflexión ética y semántica que va más allá del juego político.
¿Es un intento por visibilizar nuevas formas de violencia política o una estrategia de control discursivo ante el desgaste? Sea cual sea la respuesta, el tema seguirá marcando agenda.