Lo que comenzó como un vuelo rutinario entre Miami y Mérida se convirtió en una escena de alta tensión a más de 10,000 metros de altura. Más de 200 pasajeros del vuelo VB755 de Viva Aerobus vivieron momentos de angustia la tarde de ayer, cuando una falla en uno de los motores desató una emergencia aérea sobre el mar Caribe.
La situación obligó al piloto, el capitán Roger Castillo Rivas —originario de Ciudad del Carmen, Campeche— a tomar una decisión crítica: desviar la aeronave al Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana, Cuba. La maniobra, ejecutada con precisión quirúrgica, evitó una tragedia mayor y logró poner a salvo a todos los ocupantes del avión.
Durante los tensos minutos que duró el desvío, el miedo se apoderó de la cabina. En redes sociales comenzaron a circular videos donde se escucha a los pasajeros gritar emocionados “¡sobrevivimos!” tras tocar tierra, reflejo del pánico vivido a bordo y del alivio al pisar suelo firme.
Afortunadamente, no se reportaron personas heridas ni daños estructurales de gravedad. Sin embargo, el impacto emocional fue evidente entre los pasajeros, muchos de los cuales permanecen en La Habana a la espera de ser trasladados a Mérida, su destino original.
Hasta esta mañana, Viva Aerobus no ha ofrecido detalles oficiales sobre la causa del fallo, pero se sabe que enviará una aeronave desde Monterrey para completar el itinerario de los viajeros