Israel reanudó los ataques sobre la Franja de Gaza, rompiendo el alto al fuego vigente desde el 19 de enero, lo que ha dejado al menos 404 palestinos muertos y 562 heridos, según cifras preliminares del Ministerio de Sanidad gazatí. Las autoridades advierten que el número de víctimas aumentará, ya que muchos cuerpos siguen atrapados entre los escombros.
La ofensiva aérea, anunciada de madrugada por el primer ministro Benjamín Netanyahu, tuvo como objetivo posiciones de Hamás en toda la Franja, con el fin de “cumplir los objetivos de la guerra”. Israel justificó el bombardeo por el “punto muerto” en las negociaciones con Hamás, sin avances en la liberación de rehenes ni nuevos acuerdos.
Entre las víctimas se encuentra Essam al Dalis, jefe del gobierno de Hamás en Gaza, junto a otros altos funcionarios del grupo. Hamás acusó a Estados Unidos de complicidad en los ataques, luego de que la Casa Blanca admitiera haber sido notificada con antelación.
Los bombardeos afectaron escuelas y zonas humanitarias en varias ciudades, incluidos Jan Yunis, Nuseirat y Ciudad de Gaza. Autoridades médicas locales alertan sobre el colapso hospitalario y han hecho un llamado urgente a la población para donar sangre.
El Foro de Familias de Rehenes criticó al gobierno israelí por abandonar las negociaciones que, según afirman, podrían haber facilitado la liberación de los cautivos. “El mayor temor de los rehenes y sus familias se ha hecho realidad: Israel ha optado por dejarlos atrás”, expresaron.