La creciente aprobación mundial de Bukele volvió al centro del debate luego de que el presidente salvadoreño alcanzara 91% de apoyo, según mediciones internacionales. Con este nivel, se posiciona como el mandatario más popular del planeta, superando a líderes como Putin, Modi y Sheinbaum. Pero este respaldo contrasta con acusaciones constantes de violaciones de derechos humanos y concentración de poder, generando una paradoja política sin precedentes en Latinoamérica.
Seguridad y reducción de homicidios impulsan la aprobación
Uno de los pilares que explican la aprobación mundial de Bukele es la caída histórica de homicidios. El Salvador, antes uno de los países más violentos, registra más de 1,000 días sin asesinatos bajo su administración. La percepción de seguridad también subió: encuestas reportan que 88% de salvadoreños se sienten seguros al caminar de noche, ubicando al país entre los más seguros del mundo.
Además, el Plan Control Territorial, las megacárceles y la captura de decenas de miles de presuntos pandilleros consolidaron la imagen de un gobierno eficaz en seguridad. Estos resultados fortalecen la legitimidad pública, aunque han sido cuestionados por su severidad y falta de controles.
Régimen de excepción y denuncias internacionales
Mientras la popularidad crece, organizaciones como Human Rights Watch y la CIDH documentan detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones forzadas y violaciones al debido proceso. Desde marzo de 2022, el régimen de excepción se ha renovado más de 36 veces, suspendiendo derechos constitucionales fundamentales.
En este periodo, defensores de derechos humanos han sido detenidos sin pruebas y reportes internacionales hablan de muertes bajo custodia estatal, señalando posible trato cruel e inhumano.
Concentración de poder y erosión institucional
La aprobación mundial de Bukele convive con críticas por centralización total del poder. Destitución de jueces, fiscal general removido, control legislativo casi absoluto y episodios como la irrupción militar al Parlamento en 2020 son señales que expertos consideran parte de un modelo autoritario consolidado.
Pese a ello, distintos estudios revelan que solo 1.4% de la población percibe la concentración de poder como un problema. Para la mayoría, la seguridad prevalece sobre la institucionalidad.
Popularidad sin equilibrio democrático
Aunque mantiene índices récord, encuestas recientes muestran ligera caída en percepción de rumbo del país y mayor preocupación por economía y costo de vida. Sin embargo, la aprobación mundial de Bukele continúa siendo el principal activo político del presidente salvadoreño.
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